La Comisión Europea planea renovar gran parte de su legislación con el objetivo de alcanzar un recorte de las emisiones del 55% en 2030 (respecto a los niveles de 1990) que haga realista la meta de alcanzar la neutralidad climática en 2050.

La prohibición de la venta de coches de combustión afectará a todos los fabricantes que venden en Europa, fabriquen o no en el continente y vendrá precedida de la obligación de reducir en un 55% las emisiones contaminantes en el año 2030 con respecto de las de 1990.

Esta fase intermedia obligará a incrementar progresivamente la oferta y, sobre todo, las ventas de los modelos eléctricos y electrificados hasta esa fecha, en que se prohiba la venta de coches de combustión. La UE espera que, con estas medidas, el coche eléctrico se democratice y quede al alcance de todos los usuarios gracias a la mayor producción existente.

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